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Historia de mi Muerte

Leopoldo Lugones

Soñé la muerte y era muy sencillo:
Una hebra de ceda me envolvía,
y cada beso tuyo
con una vuelta menos me ceñía.
Y cada beso tuyo 
era un día.
Y el tiempo que mediaba entre dos besos 
una noche,
La muerte es muy sencilla.

Y poco a poco fue desenvolviéndose
la hebra fatal. ya no la retenía
sino por un sólo cabo entre los dedos...
Cuando de pronto te pusiste fría,
y ya no me besaste...
Y solté el cabo, y se me fue la vida.


Inspiración Nocturna

Ramón de campoamor

Por el éter resbala melancólica
la luna, y en mi mente se refleja;
a su brillo argentado se asemeja
el color de mi faz.
De la brisa nocturna a la rápida
sutil bate mi rubia callejera,
como hojas de gentil palmera,
balancea fugaz.

Oscuridad, silencio, aspecto tétrico
muestra la noche táctica al ser mío,
sólo me afecta de un lejano río
el parlero rumor;
Que, llevado en las alas de aire trémulo,
se parece, en su plácido murmullo,
al compasado y pavoroso arrullo 
del eterno sopor.

Cual volubles vapores, sombras fáciles
antepuestos al sol ocasionaran,
e invisibles, aéreos, se espaciaran
entre la claridad;
Así veo cruzar seres fantásticos
 de la luna a los pálidos reflejos,
y vagando se pierden allá lejos 
entre la oscuridad.

De vibrátil campana al son profético
exánime ha zumbado en mis oídos
y débiles temblaron mis sentidos
a su fúnebre son.
¡Y pocos mostraran sus ojos húmedos
a ese sonido que el viento espira
pues su divinidad voz no les inspira
Santa meditación!

Todos duermen menos yo,
todo el mundo reposa,
la campana enmudeció
el aura sobre la rosa
tranquila se adormeció.
Sordo el río susurrando
me acompaña solamente,
Y con su murmullo blando
me hace acordar inocente
que el tiempo se va pasando,
Pero vano mi pesar
se pierde allá con su ruido
los dos iremos a dar
yo al seno del eterno olvido
y él al seno del mar,
Pues, con sonoros despeños,
va rodando su cristal
por entre prados risueños,
cual la vida del mortal
que se desliza entre los sueños,
Están plácidos olores
el viento aromatizando,
los condensados vapores
se posan, perlas formando,
en el cáliz de las flores.
El claro rió que abruma,
con sus aguas transparentes,
la yerba que le perfuma,
la matiza con bullentes
globos de nevada espuma.
Y como ancho se dilata,
todo el estrellado coro
en su cristal se retrata...
parecen lagrimas de oro
embutidas sobre plata.
Mas ya la autora cercana
asoma su frente hermosa
entre cejales de grana,
y traza sendas de rosa
del sol a la luz temprana.
despertase el aura leve
al brillar sus lumbres
y a su movimiento breve
tiemblan la húmedas hojas
del árbol que ondeante mueve.
La flor su botón rompió,
y al sol que nuevo amanece
y que la vivificó,
en holocausto le ofrece,
las perlas que recogió.
Todo vuelve a florecer,
todo al ver el sol se aviva,
mas la noche a de volver...
y en aquella alternativa
todo camina al no ser,


Si la Verdad del Corazón

Alfred Edward Housman

Si la verdad del corazón del hombre
influyera en algo sobre el cielo,
mi amor por ti nunca dejaría
que tu cuerpo muriese. 

Sí la la firmeza de unos sentimiento
o el solo pensamiento me bastara,
podría el mundo terminar mañana
que tú jamas conocerías la tumba.

Es tan grande mi amor por ti,
tan fuerte mi deseo de quererte,
que si ellos fueran suficientes
por ello vivirías eternamente.

Pero las cosas son de otra manera,
Y al menos se gentil con este
perdido corazón antes de que hayas
de irte allí donde no tendrás amigos.


Un Sueño de Muerte

Dinah María Mulock Craik 

¿Hacía donde navegaremos? - Así dijo, creí,
Una vos que solo podía ser oída en sueños:
Y nos deslizamos sin mástil ni remos
Un bote maravilloso sobre un esplendido mar.

De pronto la orilla se torció hacia una bahía,
Amplia, tranquila, con magnificas algas ondeando
Bajo el agua, como lo pensamientos que se agitan
en el misterioso y profundo corazón delo poetas.

Tan quieta, tan justa, tan rosada en el alba
Dormía esa bahías brillante: aunque parecía respirar,
Tal vez del aire, o de las olas susurrantes
O de aquella voz, tan cercana como la propia alma.

"Hubo un naufragio anoche". ¿Un naufragio? ¿entonces donde
El buque donde esta la tripulación? -el mar de todo lo sepulta,
Sobre lo cual no hay mandamientos ni crónicas,
Yace sobre ellos con su sonrisa de cristal.

"El naufragio ocurrió anche".Mirando abajo,
Profundamente debajo de la superficie, advertimos
Los rostros sombríos con sus ojos abiertos
Hacia el amanecer que no podían ver.

Uno fue movido por las algas: otro se estremecía,
Los peces teñidos de rojo se deslizaban por su pecho;
Alguien, con el cabello flotando, se mecía silenciosamente
Sobre la aguda horquilla, como un niño.

" El naufragio Ha sido" -dijo la voz melódica-
"Y todo está en paz. Los muertos, que, mientras dormíamos,
lucharon por sus vidas, ahora descansan sin temer la tormenta:
No lloremos sobre ello cuando sonríen las olas".

Y navegamos sobre las arenas diamantinas,
Flores de mar brillantes, y blancas en una calma pedregosa,
Antes que las olas nos arrastren al mar abierto,
Y el gran sol surgió sobre el mundo.




Un Sueño Dentro de un Sueño

Edgar Allan Poe

¡Toma este beso sobre tu frente!
Y, me despido de ti ahora,
No me queda nada por confesar.
No se equivoca quien estima
Que mis días han sido un sueño;
Aún si la esperanza ha volado
En una noche o en un día,
En una visión o en ninguna,
¿Es por ello menor la partida?
Todo lo que vemos o imaginamos
Es solo un sueño dentro de un sueño.

Me paro entre el bramido
De una costa atormentada por la olas,
Y sostenido en mi mano
Granos de la dorada arena.
¡Que pocos! Sin embargo como se arrastran
Entre mis dedos hasta lo profundo,
Mientra lloro ¡Mientras lloro!
¡Oh, Dios! ¿No puedo salvar
Uno de la implacable marea?
¿Es todo la que imaginamos
Un sueño dentro de un sueño?

Así es la Muerte

Charles Hamilton Sorley

Así, es la Muerte: ningún triunfo: ninguna derrota:
Sólo un cubo vació, una limpia pizarra rota,
Una distancia misericordiosa de lo que ha sido.

Y esto sabemos: La Muerte no es la Vida,
Estrellado, el cubo se vacía. Y nosotros, que hemos alcanzado
Cosas maravillosas, sabemos que el final no ha llegado.

Vencedor y vencido son uno en la muerte:
Amigo y enemigo, cobarde y valiente,
los fantasmas no dicen, "¿Qué recuerdas de tu atardecer?"
Pero un desacorde se oculta en cada ayer,
Tan famélico, tan prolijamente incompleto.
Y su promesa brillante y apresurada,
se risa se muere, se eleva, crece dulcificada 

Un Reloj Dando la Medianoche.

Thomas Lovell Beddoes

Escuchando el eco de los pasos del Tiempo,
Estos momentos se han hundido en el lento
Y desconocido sepulcro de los Años
Tu nombre se ha desvanecido en el Olvido,
Hundido para siempre en las aguas del pasado,
Convertido en sagrada roca, adorado
por las custodias del valor, de la fuerza y del bien,
El futuro se pasea con jóvenes alas sobre el mar,
Naciendo detrás del vuelo, invisible para el siglo humano;
Con sus cien pasos indolentes,
Masticando el mundo desde el exterior,
Pasando suave sobre las alas mortales,
Así le encanto al Tiempo, al coloso del universo,
Que con cada pie sumido en la Oscuridad
Se desliza silenciosamente.

Nubes de muerte se abaten sobre nosotros,
Es en vano luchar contra la marea;
Todos debemos hundirnos desgarrando el aire,
Con frenético dolor nos enfrentaremos a la Fama,
Podemos pensar en la Eternidad,
De quien el Tiempo es esclavo,
Sometido y arrastrado por las sombrías
fronteras de la destrucción.
¿Serán esta las palabras el eco de nuestro destino?
Tal vez nuestros temblorosos pensamientos
Jamás se perderán escritos en las inmutables estrellas
Como orgullosas aves; como los reyes de antaño
En sus tronos de mármol,
Sonriendo con luz del relámpago,
Buceando en aquel mar del espíritu,
De rebaños mortales; finalmente nos hundieron,
Nuestro rostro será pintado de arcilla,
De nuevo en el vientre de la Madre Tierra,
Mientras nuestra alma en el peregrino vuelo,
Se estire hacia luces más brillantes.

Descanso Eterno

Enid Derham

Cuando el impactante espíritu abandona
La solida cárcel de las Horas,
Derramando suave y sin demoras
Las ropas que lo vistieron día y noche,
Para trascender la carne que ata,
sin someter jamas el corazón indomable,
En igual disolución, la arcilla
Que agito de formas también huirá,
Transformada en fuego también en el viento.

No merecemos cambiar por vestidos luminosos,
Nosotros no, Oh Tierra, para que en ti cese
Nuestra gris resistencia por el frío y la oscuridad
Estos ojos han visto con dolor y ahora reposaran,
Un descanso que todos hemos deseado,
Y sobre tu seno de inmutable paz,
Cambiaremos con suavidad,
Lentamente hacia el Olvido.