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La Niña Perdida


Una noche de verano en la que estaba sola, cuatro golpes secos sonaron a su puerta. Vanessa creyó que se trataba de algún amigo.
Vanessa, es una joven de Gijón que estudia Terapia ocupacional en la Universidad de Talavera. Junto con otras dos chicas alquiló un piso en la calle de los Templarios para que los gastos fueran menores.

Durante el segundo curso, Vanessa suspendió dos asignaturas y sus padres le enviaron el mes de agosto para estudiar. Una noche de verano en la que estaba sola, cuatro golpes secos sonaron a su puerta. Vanessa creyó que se trataba de algún amigo con el que salir a tomarse una copa, pero se trataba de una niña de alrededor de siete años.

La niña, de hermosos tirabuzones rubios y grandes ojos castaños miró a Vanessa y le dijo que se había perdido. Vanessa le dejó entrar, le preparó un vaso de leche y le dijo que iban a ir a la policía. Verónica le rogó que no lo hiciera esa noche pues tenía mucho sueño y quería dormir. Vanessa accedió y le preparó la cama. Por la mañana temprano cuando Vanessa iba a llevarla a la policía, entró en el cuarto y vio que la niña, llamada Verónica, no estaba.
Un año después en idéntica situación, la niña volvió a aparecer. Parecía que no había crecido nada. De nuevo Vanessa le preparó la cena y le dejó dormir pero al día siguiente Verónica volvió a desaparecer sin dejar rastro. Vanessa fue a la policía y dio todos los datos de la chiquilla pero no se habían producido denuncias ni nadie había reclamado una desaparición. Tras dar muchas vueltas, Vanessa llegó al Hospital de San Prudencio. Un hospicio para niños y niñas huérfanos. Allí la madre Sonsoles, le explicó que no tenían ninguna niña de esas características. Justo cuando se disponía a salir Vanessa del lugar, otra monja llegó con un calendario de dos cursos atrás. Allí estaba la foto de Verónica, tal y como Vanessa le había visto. – Sí ¡es ella! – gritó. Las dos monjas se miraron extrañadas – Verónica murió hace dos años.

Aquella noche, cuatro golpes secos sonaron en la puerta de Vanessa. La muchacha observó por la mirilla de la puerta. Allí estaba de nuevo Verónica, con los brazos cruzados y cara de enfadada. – Has tardado mucho en abrirme, tengo hambre y sueño – Dijo la niña. Vanessa aterrada preparó todo como lo había hecho habitualmente. Cuando acostó a Verónica no pudo soportar el terror y entró despacio a su habitación. La niña estaba totalmente arropada. Vanessa retiró la sábana y bajo ella, como un suspiró pareció desvanecerse un cuerpecito en una nube. Sobre la almohada, con letra infantil y varias faltas había una nota “Gracias por la leche y los dulces, ahora tengo que irme a llevar al infierno a las otras tres chicas que no me dejaron entrar a sus casas.”

El día después


La ceniza es un don, como el agua que fluye. Se detiene un instante en la tiniebla que habita las miradas. Arropa con su pátina, y apaga, la luz de los objetos. Hay un deleite imperceptible en esa fragilidad que va tejiendo ruina en nuestras vidas. La levedad de un soplo la esparce por el aire. Deja entonces de herir: nos reintegra a la inicial oscuridad, nos devuelve casi intacto el gozo del olvido.

No hay culpabilidad -apenas erosión- en la ceniza. El día que se junte entraremos en el súbito ahogo de la muerte, en su vaga penumbra. De tal presentimiento, aunque dure un suspiro, extraemos la médula de la sabiduría.

Será un día de bruma, como todos los días. Exhumará nuestra conciencia la turbación del miedo, la pesadumbre obscena de haber existido en el vacío. Y cesará la niebla de todo sentimiento.

La Chica Del Asiento De Atrás


Un conductor de autobuses regresa su vehículo a las cocheras. El autobús está vacío y el sueño empieza a vencerle, cuando de repente una chica se cruza en la carretera e irremediablemente la atropella. Asustado escapa del lugar…
Julián acababa de terminar su turno de noche, únicamente debía dejar el autobús en la cochera antes de regresar a casa, un trayecto de unos 25 minutos (saliendo de la ciudad) que siempre se le hacían eternos.

Mientras transportaba pasajeros su trabajo era entretenido, siempre podía escuchar las conversaciones de los demás o entretenerse mirando la minifalda de alguna jovencita por el espejo retrovisor; pero, con el autobús completamente vacío, los minutos se volvían horas.
Además estaba especialmente cansado, ya que la noche anterior apenas había dormido cuatro horas. Mientras conducía, el sueño le iba venciendo y sin querer pegaba algún pequeño cabezazo.

Se durmió apenas unas décimas de segundo, tiempo suficiente para perder el control del autobús y pegarse el susto de su vida al encontrarse en mitad de la calzada a una chica que asustada trataba de esquivar el pesado vehículo. Todo fue en vano: la velocidad a la que iba el vehículo, unida al estado de aletargamiento del conductor, provocaron que, incluso pisando el freno hasta su tope, el autobús arrollara a la joven. El sonido de las ruedas destrozando los huesos de su delicado cuerpo mientras el trasporte saltaba como si acabara de pasar un obstáculo, estremeció a Julián y lo dejó helado.

Estaba bloqueado, sin duda había sido su culpa, la chica estaba muerta, de eso no había duda. Mirando por el espejo una vez detenido el autobús, se podía ver como el cuerpo boca abajo estaba destrozado. No había nadie cerca que hubiese visto el accidente y miles de ideas se agolparon en su cabeza. Se imaginó en la cárcel y sin nadie que pudiera llevar el pan a la mesa de sus dos hijos. En el mejor de los casos perdería su trabajo ya que había excedido las horas legales en que podía conducir un trasporte. Seguro que su jefe, cuando se iniciara una investigación, le echaría a la calle antes de buscarse problemas él mismo.

Asustado y aún confuso pegó un acelerón comprobando que no hubiera nadie cerca que pudiera identificarle, escapó de allí sin tan siquiera bajarse del autobús y en su huída no respetaba señales de tráfico ni los límites de velocidad. Una fuerte culpa le oprimía el pecho y como por instinto miró por el espejo interior del vehículo, no había nadie en los asientos pero sentía como dos ojos le punzaban en la nuca, como si alguien le mirara fijamente.

Entonces la vio…

En el último asiento había una chica sentada que no dejaba de mirarle, giró su cuerpo para revisar la parte de atrás sin usar el espejo, pero no había nadie. Temblando y con el cuerpo casi agarrotado por el miedo, regresó su mirada a la carretera, pero casi involuntariamente volvió a mirar por el espejo. La chica se levantó y comenzó a avanzar hacia él, de nuevo se giró y no pudo ver a nadie. Un nuevo escalofrío le recorrió la espalda, estaba tan asustado que quería bajarse del autobús y salir corriendo pero incluso para eso era demasiado cobarde.

Julián se giraba una y otra vez a mirar la parte trasera del autobús, no había nadie, pero él sabía que estaba ahí, podía sentir su mirada clavándose en él. No se atrevía a mirar ese espejo que parecía tener algún extraño vínculo con el mundo de los muertos. Pero como la polilla que se acerca demasiado a la llama y acaba quemándose por no poder controlar sus instintos, Julián miró una vez más por el espejo.

La chica no se había movido desde la última vez, estaba en el mismo lugar, como congelada, pero al regresar la mirada de Julián al espejo fue como si se reactivara, avanzó inexorablemente hasta el asiento del piloto ―mientras Julián, paralizado, no podía apartar la mirada de la joven que se le acercaba―, extendió su mano y agarró el hombro del conductor.

Julián sintió como el frío más intenso  que jamás pudo imaginar le quemaba el hombro, justo una fracción de segundo después una fuerte luz le alertó de que debía mirar de nuevo hacia la carretera: allí, un camión que circulaba por su carril le avisaba con sus luces de que estaban a punto de colisionar. Julián giró bruscamente el volante y el autobús perdió el control precipitándose por una ladera, el viaje terminó tan bruscamente como comenzó al impactar de frente contra un enorme árbol que igualmente se doblegó ante varias toneladas de acero.

Julián despertó un día después en el hospital, la mirada incriminatoria de una enfermera le alertó de que algo iba mal, deseaba que todo fuera tan sólo un sueño, o mejor dicho una pesadilla. Pero una pareja de policías que habían estado esperando en la puerta de su habitación apareció tras que la enfermera les comunicó que él había recobrado la consciencia.

Buenas tardes, señor, estamos aquí porque existen indicios de que el autobús que usted conducía atropelló a una joven la noche del viernes, se han encontrado restos de sangre que coinciden con los de la víctima y un fuerte impacto en su carrocería.

¿Reconoce usted a la chica de esta foto?

Julián palideció al instante al reconocer al fantasma que vio en el espejo e inmediatamente sintió de nuevo un frío desgarrador en el hombro: la chica aún seguía con él, esperando que cometiera el error de mirar de nuevo a un espejo. La quemadura con la marca de sus dedos en su hombro estaría ahí siempre para recordárselo.

Algún Día


Podré algún día sentirte junto a mí, arrebatarle al tiempo sus minutos, las nubes al cielo, las estrellas al firmamento y después de ello tan sólo después entonar un canto con el silencio, dibujar bajo la luna ilusiones en millones de sonatas; escribir prosas en la eterna claridad del alma, versos en las rosas del campo de tus sueños, grabar imágenes en los recuerdos de las corolas danzantes al alba de tus ojos
Oh…! Tus ojos infinito delirio del corazón mío, delinearía tus labios en la dulce intensidad de la pasión…

Jinetes del destino sacian los caminos andantes, despiden las palabras eternas, ondas frases refugiadas en la memoria, lirios bordados en deseo, anidados en el silencio de mis días; posado en mi mente… míralo tan sereno, míralo tan callado, tan mío aunque ajeno, él, aquel por quien late, aquel por quien se estremece, aquel por quien vibra, aquel por quien este corazón rebosa de alegría… míralo !!!…

Cristalinos destellos apartados del sonido, anuncian el sosiego cálido de tu cuerpo, ambrosia infinita perteneciente al deseo de tu piel, demencia agitada en los capullos de tus labios, ríos sedientos de lujuria,  caricias cautivas, seductores labios enmarcados de besos, miradas radiantes y estremecedoras invaden este débil corazón, te refugias en mi alma y tiñes mi corazón, imagina un día amor, imagina la primavera en un invierno, imagina una ráfaga de pasión en el delirio, imagina la frágil luna y su cálido manto, imagina un día en el amanecer sintiendo una lluvia de frenesí, tan sólo mi amor imagina un día no muy lejano, imagina un suspiro atenuando del viento, imagina un volcán de caricias, un mar de deseo… imagina mi amor la oscilación del recuerdo, imagina la realidad de un momento, imagínalo mi amor y hazlo realidad…

Bésame en la lejanía, abrázame en la distancia, conquístame en tu olvido, deséame en el silencio, que mi sentidos se estremecen si te percibo, me revives si me miras, siéntate en la vida que te rodea, sonríe al canto del Ruiseñor, conquista cada amanecer con tus ojos mi amor, con tus labios invade el atardecer y con tu ser mitiga el anochecer, cautivante amor mío refúgiate en mis días, invade por completo esto que te entrego, mi único amor dueño de mis sueños, dueño de mi ser, eres quien abastece el torrente de los campos, deidad de mis anhelos, verbo del destino, mi bien amado te entrego un pensamiento más, mi delirio entonado por ti, te entrego un corazón que vibra por ti,  algún día mi amor las zarzas azules del tiempo florecerán y entonarán las palabras que he callado y que no se pueden expresar… Te amo.

Besos


Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Mercado de los deseos


Mientras caminaba por la acera de una calle de una ciudad pobre y olvidada de la mano de Dios buscando un regalo para una mujer que quiero mucho, crucé por un pequeño mercado de collares y baratijas comerciales, en el cual una mujer de muy avanzada edad que apenas podía ponerse en pie sentada al inicio de la calle me sujeto el brazo, y con una voz muy suave

Inicio de Angel

Yo lo sé: afuera
las luces anuncian que la ciudad
aún sobrevive:
Que tendrían que amarrar todos los postes
para que no se desangre.
Que el aire de la montaña
pasa arañando con su hálito y desciende
sobre la techumbre dispersa de la noche.

Pero pusiste tu lengua de húmeda estrella
sobre mi cuello
indefenso,
y mojas con tu pericia de gata el alma,
y es tu cuerpo
el más hermoso rescoldo que abrigo en mi cuerpo,
el nido pequeño que ya cabe en mis manos,
levantas la mirada
y ávida de cielos das los labios,
mariposa de todos mis deseos.

Abajo, blanden cuchillos
las hojas sedientas del temor,
pero tú, aquí, despliegas tu más hondo beso
y suples mis llagas con cariños nuevos.

Afuera, ¡hay quizá tanto afuera!,
pero aquí, en este espacio inventado,
estamos aprendiendo a no negarnos,
a ser las alas
del ángel que iniciamos.

.



No Sé En Qué Momento...


No sé en qué momento,
en qué;
estoy,
nunca sé dónde estoy,
porque soy fugaz,
estrella,
cuenco de agua reposando manos.
Nunca supe de dónde vengo,
si subo a la nube
si flagelo la luna
de luz
o mediasombra.
Siento correr el aire entre mis venas
y la altitud conmueve mis sentires,
el río me canta sin sueños
y sueño morirme cada madrugada
y siento estarme quieto
reposando medio muerto
vivo
entre la hierba alada.
No sé,
si tu cielo mueve tormentas en el alma,
o la luna lunera humedece mi espalda.
No sé,
predico y digo y juro en mil palabras que no lo sé.
Salto en la plaza, la que reposamos los cuerpos
como niños vestidos
reídos de cien historias
cuando tu saco fue cuna de mi espalda dolorida.
¡No sé porqué te ví llorar tanto!
ante mi fuga torpe,
la fuga de los libros teñidos de sueños locos.
No sé porqué la retina me miente
de las glicinas
y el espejo de la habitación
que dormía plácida hasta que llegamos
despiertos o mudos, o dormitando
sin dormirnos sudados
incansables...
Juro que no sé, señora
si le cuento que no fue mi ángel,
fue su ángel triste que enamoró mi alma,
fue su tierna mirada,
y su soledad solitaria y vagabunda en los caminos
sin rumbos.
Rejuro señora
que entre tanto alboroto de poemas,
mis uñas rasgan el último verso
de luna perseguida,
y no decapitaban en la noche
a la vuelta los relojes absurdos
de ese calor incontrolable...
Juro que, mediando entre el tiempo y la nostalgia,
entre el borde de mi río, entre sus barrancas
que sueñan verdades de mis absurdas preguntas,
baño mi espalda del sol naranja,
ese que con nuestras manos
cerramos inquietos cuando venia de la noche,
porque éramos:
uno.

De Amor, Tristeza y Alegría


Todo lo que me he pasado se ha quedado conmigo,
tanto el día alegre cual ése de tristeza y dolor.
De las memorias en versos es que todo hoy digo
porque he sentido en mí tristeza, alegría y amor.

De lo real de mi vida quiero que todo se separe
para entrar de mi noche obscura a un amanecer.
Deseo una mujer donde mi alma siempre se ampare
al ya tener necesidad del amor sin ganas de beber.

Por el desengaño a nada con firmeza hoy sigo
porque a veces estoy cansando de cada cicatriz;
mi alma es el terreno donde siento cada castigo
a ahí mis sentimientos mueren y queda la raíz.

Mi amor ha sido análogo al más oscuro cielo
y aunque veo luz del día, lo negro siempre está.
Liberado hoy ando aquí en este temporal suelo
y a veces reconozco que mi alma tiene un más allá.

He sentido tanto aunque mi vida ha sido poca
y jamás me explico porque mi destino ha sido así.
Pero sobre todas, le deseo besar a una su boca
al estar convencido que sólo ella me haría feliz.

La verdadera amistad

La verdadera amistad no
se trata de ser inseparables
sino de poder estar separados
sin que nada cambie.

aunque te tenga lejos ...

aunque ahora te tenga lejos 
nunca podre olvidar los mejores momentos 
que tuve contigo ♥

El poema mas bello


Por ti

Por ti haría cualquier cosa...
por ti iría a donde tu quisieras,
llévame contigo...
quiero sentirte al lado mio...
quiero estar a tu lado toda mi 
vida...

con todos mis sentidos 
TE AMO!!!

Te quiero


Tú eres

Tú eres, la historia
mas bonita, que el
destino escribió en mi vida..!!

Te dejare de querer

Cuando se congele el sol
Cuando la luna se convierta en queso
Cuando llueva al revés
Cuando pueda contar las estrellas
Cuando el mar se seque
O simplemente 
Cuando mi corazón deje de latir.

Lo mejor de la vida

Lo mejor de la vida
es encontrar a alguien
que conoce tus defectos
y aún así continúa creyendo
que eres increíble.

Recuerda que siempre ...

Recuerda que siempre
estas en mi corazón
te amo 
no lo olvides nunca.

Si tu fueras un ...

Si tu fueras un
árbol yo seria 
enredadera para
tenerte entre
mis brazos
hasta el día que
me muera.

Es la fuerza de mis venas ...

Es la fuerza de mis venas,
es la pasión de mi corazón´
pero sobre todas las cosas,
es el amor que te tengo yo.

El primer día que te vi

El primer día que te vi
me llamaste la atención,
pues tus ojos mirándome
se llevaron mi corazón.

caíste de cielo ...

Caíste del cielo para 
mi alegría, fueron llantos
de felicidad y de gozo,
el mundo se tiñó del 
color de tus y yo
sucumbí ante tu 
dulzura... gracias al cielo

Yo nunca supe ...

Yo nunca supe que 
que tenia un sueño,
hasta que ese 
sueño fuiste tú

Mi muchacha salvaje



MI MUCHACHA salvaje, hemos tenido
que recobrar el tiempo
y marchar hacia atrás, en la distancia
de nuestras vidas, beso a beso,
recogiendo de un sitio lo que dimos
sin alegría, descubriendo en otro
el camino secreto
que iba acercando tus pies a los míos,
y así bajo mi boca
vuelves a ver la planta insatisfecha
de tu vida alargando sus raíces
hacia mi corazón que te esperaba.
Y una a una las noches
entre nuestras ciudades separadas
se agregan a la noche que nos une.
La luz de cada día,
su llama o su reposo
nos entregan, sacándolos del tiempo,
y así se desentierra
en la sombra o la luz nuestro tesoro,
y así besan la vida nuestros besos:
todo el amor en nuestro amor se encierra:
toda la sed termina en nuestro abrazo.
Aquí estamos al fin frente a frente,
nos hemos encontrado,
no hemos perdido nada.
Nos hemos recorrido labio a labio,
hemos cambiado mil veces
entre nosotros la muerte y la vida,
todo lo que traíamos
como muertas medallas
lo echamos al fondo del mar,
todo lo que aprendimos
no nos sirvió de nada:
comenzamos de nuevo,
terminamos de nuevo
muerte y vida.
Y aquí sobrevivimos,
puros, con la pureza que nosotros creamos,
más anchos que la tierra que no pudo extraviarnos,
eternos como el fuego que arderá
cuanto dure la vida.

Canción de la Novia.


¡Oh, es tarde para el amor, tarde para la alegría,
Tarde, demasiado tarde!
Has vagado en el camino por mucho tiempo,
Has dudado frente a la puerta:
La encantada paloma sobre la rama
Murió sin un compañero;
La encantada princesa en su torre
Durmió detrás de las rejas;
Su corazón se encogía de pesar
Mientras tu la obligabas a esperar.

Hace diez años, hace cinco años,
Un año atrás,
Incluso entonces habrías llegado a tiempo,
Aunque parco y lento;
Hubieses visto su rostro viviendo,
El que ya no podrás contemplar:
La fuente congelada podría borbotear
Los brotes continuados y soplar,
El cálido viento del sur podría despertar
Para derretir la nieve.

¿Es ella hermosa ahora que yace?
En un tiempo lo fue;
Una reina para cualquier rey,
Con polvos dorados sobre el cabello,
Ahora son amapolas en sus rizos,
Blancas amapolas ha de llevar;
Un velo sobre el rostro ha de llevar
Junto a su anhelada tumba:
¿O es el hambre saciado lentamente
Quién suelta las amarras del cuidado?

Nunca la vimos sonreír,
O con el ceño arrugado;
Su lecho nunca le pareció suave
Aunque se sacuda debajo;
Nunca atendió sus ropas,
Mortajas, vestidos, o coronas;
Pensamos que su frente blanca sufría
Bajo el peso de su joyas,
Antes de que el cabello plateado asomara
En el campo perdido de los castaños.

Nunca la escuchamos hablar con premura,
Sus tonos eran dulces,
Y modulando sin luces,
Apenas lo necesario:
Su corazón se sentó silencioso entre el ruido
Y las mareas de la calle.
No había prisa en sus manos,
Ninguna prisa en sus pies;
No había ninguna dicha cercana
Que ella no se detuviese a saludar.

Debías haberla llorado ayer,
Llorado sobre su cama desierta:
¿Pues dónde habrás de llorar hoy
Si está muerta?
Los que la amamos no lloramos hoy,
Pero coronamos su cabeza real.
Deja estas amapolas que esparcimos;
Tus rosas son demasiado rojas:
Deja que estas amapolas, no para ti,
Crezcan y se extiendan.

En el crepúsculo.


Gastado corazón de un tiempo gastado,
Líbrate de las redes de lo cierto y lo falso;
Ríe otra vez, corazón, en el triste crepúsculo,
Suspira una vez más, corazón, ante el rocío de la mañana.

Tu madre Eire es siempre joven,
El rocío siempre brillante y triste el crepúsculo;
Aunque tu esperanza colapse y el amor se desvanezca,
Ardiendo en las llamas de una lengua odiosa.

Ven, corazón, allí donde las colinas se amontonan:
Pues allí la hermandad mística
Del sol y la luna y el claro y el bosque
Y el río y la corriente construyen su deseo;

Y se alza Dios soplando su cuerno solitario,
Y el tiempo y el mundo siempre vuelan;
Y el amor es menos amable que el oscuro crepúsculo,
Y la esperanza menos querida que el rocío de la mañana.

Amor.


Yo lo soñé impetuoso, formidable y ardiente;
Hablaba el impreciso lenguaje del torrente;
Era un mar desbordado de locura y de fuego,
Rodando por la vida como un eterno riego.

Luego soñé lo triste, como un gran sol poniente
Que dobla ante la noche la cabeza de fuego;
Después rió, y en su boca tan tierna como un ruego,
Sonaba sus cristales el alma de la fuente.

Y hoy sueño que es vibrante, y suave, y riente, y triste,
Que todas las tinieblas y todo el iris viste;
Que, frágil como un ídolo y eterno como Dios,
Sobre la vida toda su majestad levanta:
Y el beso cae ardiendo á perfumar su planta
En una flor de fuego deshojada por dos...